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Es un fenómeno habitual, lógico e inevitable, que cuando una ciencia crece, se amplía en sus conocimientos, da origen a nuevas ciencias que, a su vez, se independizan y se extienden como un crecimiento neoplásico. Así ha nacido dentro de la Obstetricia una subespecialidad a caballo entre el obstetra y el neonatólogo, la Perinatología, que se ha convertido en una especialidad interdisciplinaria consecuencia de sus orígenes y de su misión. 

"La formación de un nuevo ser, desde sus primeros estadios, tiene por finalidad la perpetuación de la vida. Para que este proceso se realice en su más amplio sentido antropológico, deben darse una serie de circunstancias tales que permitan su nacimiento y vida posterior, así como el hecho de que el recién nacido (RN ) esté libre de dolencias y defectos. Es inconcebible, sin embargo, una vida humana sin riesgos, siendo co­munes a todos los seres y de gran importancia los que se derivan de situa­ciones acaecidas durante el parto y en los primeros minutos u horas de vida extrauterina. Esto se ha expresado en la literatura perinatológica al decir que el camino del canal del parto es el viaje más peligroso que un individuo realiza a lo largo de su vida (99, 133, 140, 141). Fundamentados en estas premisas, se han desarrollado en los últimos años múltiples técnicas de control, aplicables durante la gestación y el par­to de la especie humana, que han conseguido disminuir las tasas de morta­lidad perinatal".