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Ardem Patapoutian: “Los científicos soñadores suelen ser los que logran sus objetivos”

Ciencias de la Vida y de la Materia Publicado el 05/05/2022

El profesor de neurociencia del Scripps Research Institute de La Jolla (California) participa en la serie ‘Conversaciones con Nobel’ de Nobel Prize Outreach y la Fundación Ramón Areces

Madrid. 5 de mayo de 2022.  A Ardem Patapoutian (Beirut, 1967) le concedieron el Premio Nobel de Medicina en 2021 por sus descubrimientos sobre los receptores de la temperatura y el tacto junto a David Julius. La noticia de la concesión le sorprendió en la cama, por la diferencia horaria con Estados Unidos, donde trabaja en el departamento de neurociencia del Scripps Research Institute en La Jolla (California). Allí, su mujer Nancy le tomó una foto en pijama junto a su hijo adolescente de 17 años, en el que este le mira con ojos de admiración apoyado en su hombro. “Me encanta la fotografía porque cierra como un círculo: se ve también la importancia del tacto, el campo de mis investigaciones, que me ha llevado hasta aquí”. Así lo confiesa en la entrevista que ha concedido para la serie de podcast ‘Conversaciones del Premio Nobel’, producida por Nobel Prize Outreach y la Fundación Ramón Areces. Con esta serie, en la que están participando algunos de los últimos galardonados con el Nobel, la Fundación Ramón Areces quiere acercar a la sociedad española las aportaciones de estos investigadores.

Patapoutian reconoce que “para que un científico consiga sus objetivos, aparte de estar a la última en su campo, tiene que tener una personalidad bastante soñadora”. “Suelen ser los científicos soñadores los que consiguen sus objetivos, hay que amarlo para lograrlo”. No obstante, matiza que “no responder a una pregunta no debe verse como un fracaso, porque sienta las bases para que otros continúen con ese trabajo. Si nadie empieza, nunca se va a resolver”. Y reconoce que, en ese proceso continuo de prueba y error, muchas veces “lo mejor no es ver si el experimento funciona, lo mejor es idear el experimento en sí mismo”. En esta conversación, también extrae lecciones sobre la vida: “Todos damos las cosas por sentado, ya sea sobre nuestro trabajo, por lo aprendido en la escuela, por lo que nos transmitieron nuestros padres, en nuestra familia. Lo mejor para no dar nada por sentado es dejarlo pasar un poco y entonces te das cuenta de cuánto significa algo para ti”.

"En el laboratorio me enamoré de la investigación. Y también del ambiente, de la interacción con otros estudiantes y posdoctorados procedentes de todo el mundo"

Este investigador de origen armenio, criado en El Líbano y formado en Estados Unidos, no quiere que la concesión del Nobel le aparte de sus investigaciones, aunque admite que tampoco podrá olvidar sus orígenes y el compromiso que pueda ofrecer a su comunidad. Rememora que la guerra civil en su país empezó cuando él tenía ocho años y que la mayoría de sus recuerdos están relacionados con la contienda. “Como teníamos electricidad solo de seis a ocho horas al día, muchos de mis deberes los hacía con velas. Sí recuerdo que es un país hermoso. Recuerdo viajes al mar Mediterráneo, viajes a la montaña. La comida es excelente. Todavía me encanta y lo extraño y trato de encontrarlo aquí en los Estados Unidos. Es un país que ha pasado por mucho, pero la gente es tenaz, ha sobrevivido a muchas cosas y ahora están pasando por un momento económico muy difícil, pero tengo la esperanza de que también superarán esto”.

Recuerda en esta entrevista cómo con 18 años fue interrogado durante varias horas por los militares y cuando por fin le dejaron regresar a casa conoció que parientes de su madre habían logrado marcharse a Estados Unidos. Entonces, tras conseguir la Green Card, se mudó a Los Ángeles. “Antes de poder ingresar en la universidad en Medicina, tuve que repartir pizzas y escribir el horóscopo para un periódico”, explica. “En el laboratorio me enamoré de la investigación. Y también del ambiente, de la interacción con otros estudiantes y posdoctorados procedentes de todo el mundo. Creo que en los laboratorios hay más diversidad cultural que en la sociedad en general. Así que ese fue un escenario maravilloso para el éxito tanto cultural como personal y la forma en que se hace la ciencia”.

El Nobel de Medicina 2021 también habla en esta entrevista sobre la necesidad de una mayor colaboración entre los investigadores y pone un ejemplo reciente. “Mire las vacunas y los medicamentos contra la covid-19. Para que se obtuvieran los resultados que se han conseguido, probablemente necesitábamos a 50 laboratorios trabajando en ello. Y finalmente solo dos de ellos funcionan. Y sí, los otros 48 pueden ver esto como un fracaso, pero deseo que cada científico que haga esto se dé cuenta de que la meta es la meta colectiva. Esto es lo realmente importante cuando hablamos del éxito de la ciencia”.

Entra en nuestra web para escuchar el podcast completo de Ardem Patapoutián con Adam Smith, Chief Scientist Officer de Nobel Prize Outreach

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