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País Vasco y Madrid encabezan la calidad del empleo en España, que mejora con respecto a 2007, pero con grandes diferencias regionales

Ciencias Sociales Publicado el 14/11/2023

El índice de siniestralidad laboral de algunas regiones duplica el de otras y el salario medio muestra diferencias de hasta el 45,2%.

  • La Fundación Ramón Areces y el Ivie construyen un índice sintético que mide la calidad del empleo a partir de 18 indicadores como la temporalidad, el salario, la siniestralidad o el horario laboral
  • País Vasco, Madrid, Cataluña, Navarra y La Rioja se sitúan por encima de la media nacional en calidad del empleo, mientras que Extremadura, Canarias, Andalucía y Murcia ocupan las últimas posiciones
  • Todas las comunidades, excepto Extremadura, han mejorado su índice de calidad del empleo respecto al año 2007, pero hay grandes diferencias y problemas que se mantienen o incluso agravan
  • La mitad del empleo a tiempo parcial es no deseado y las tasas de temporalidad de Extremadura se aproximan al 28%, más del doble que en Madrid y Cataluña
  • El salario medio es un 45,2% mayor en País Vasco que en Extremadura y el porcentaje de trabajadores con baja remuneración oscila entre el 5,5% de País Vasco y el 29,6% de Extremadura.
  • El 14,8% de los ocupados desea una jornada laboral diferente: el 9,1% quiere trabajar más horas para cobrar más, mientras que el 5,6% preferiría reducir su horario laboral, incluso renunciando a parte de su salario

Madrid, 14 de noviembre de 2023. El paro es uno de los principales problemas de la economía española y, aunque la situación ha mejorado desde la Gran Recesión de 2008, solo recientemente se ha recuperado el número de ocupados de 2007 y la tasa de empleo continúa siendo inferior a la de ese año, que supuso el mejor desempeño del mercado laboral español de los últimos 40 años. Sin embargo, si analizamos el empleo más allá de variables cuantitativas, la calidad de dicho empleo sí se sitúa actualmente en el valor máximo del periodo 2007-2022, según el índice sintético elaborado por la Fundación Ramón Areces y el Ivie en la monografía La calidad del empleo en España y sus comunidades autónomas. La estabilidad laboral, el tipo de jornada y de ocupación, la conciliación, los salarios percibidos o la siniestralidad son algunos de los 18 indicadores de calidad analizados en este índice, que en 2022 se sitúa 3,1 puntos por encima del de 2007. El informe, elaborado por los investigadores del Ivie y profesores de la Universitat de València Lorenzo Serrano y Ángel Soler, junto con el economista también del Instituto Fernando Pascual, ofrece este indicador para el conjunto del país y también por comunidades autónomas. La mejora entre 2007 y 2022 se observa en todas las regiones, con la única excepción de Extremadura, que sigue todavía por debajo de su nivel de 2007. Los mayores incrementos en calidad del empleo se han producido en Cataluña, Murcia y Castilla-La Mancha (más de 3,5 puntos) y los más débiles se han registrado en Canarias, Cantabria y Aragón (en torno a 2 puntos).

En términos de calidad global del empleo los mayores niveles se encuentran en País Vasco, Madrid, Cataluña, Navarra y La Rioja, todas con índices por encima de la media nacional. Por el contrario, la situación menos favorable se muestra en Extremadura, Canarias, Andalucía y Murcia.

Índice de Calidad del Empleo. Comunidades autónomas. 2007 y 2022 (índice: España 2007=100)

El índice de calidad del empleo que se propone en el informe se construye a partir de 18 indicadores para los que existe información a nivel autonómico y que se han seleccionado de entre las 40 variables analizadas en el informe. Estos 18 indicadores se agrupan en torno a 5 dimensiones: seguridad y ética (siniestralidad, turnicidad y brecha de género); salario y beneficios (remuneración, salarios bajos y horas extraordinarias); duración del trabajo y conciliación (jornada parcial indeseada, horario, jornadas largas y horarios poco habituales); seguridad y protección (temporalidad, precariedad, antigüedad, contratación a través de ETT) y formación y motivación (automatización, cualificación, sobrecualificación y búsqueda de otro empleo).

Como se ha comentado, en general, la mayoría de comunidades muestran avances en cada una de las cinco dimensiones consideradas, lo que refleja una evolución positiva de la calidad del empleo desde 2007. Sin embargo, eso no significa que no existan problemas relevantes, incluso algunos agravados, así como importantes diferencias entre las regiones.

 

Temporalidad y jornada laboral

En materia de estabilidad laboral, la tasa de temporalidad sigue siendo muy elevada en el tercer trimestre de 2023 (17,3%). Por comunidades, Extremadura se acerca al 28% de trabajadores temporales, más del doble que en otras como Madrid o Cataluña.

Tasa de temporalidad. Comunidades autónomas. 2007 y 3er trimestre 2023 (3T23) (porcentaje)

Además, según los datos del tercer trimestre de este año, el 6% de los ocupados en España tiene que conformarse con un empleo a tiempo parcial aunque desearía uno a tiempo completo, una cifra que representa casi la mitad de los trabajadores con contratos a tiempo parcial. El mínimo de empleo involuntario parcial se da en Baleares, con un 4%, frente al máximo de 8,1% registrado en Andalucía.

Otra situación relacionada con la jornada laboral que afecta a la calidad del empleo es la incidencia de las jornadas largas (entre 40 y 48 horas semanales) y muy largas (49 horas o más) que muestra un repunte tras la pandemia. En el tercer trimestre de 2023, el 41% de los trabajadores soporta jornadas largas y el 5,8%, muy largas. Además, el 16,6% de los ocupados trabaja al final de la tarde, un 5,4% por la noche, los sábados (28,3%) o los domingos (17,1%) y un 21,9% de los asalariados trabaja a turnos.

 

 

Porcentaje de ocupados a jornada parcial indeseada sobre el total de ocupados. Comunidades autónomas. 2007 y 3er trimestre 2023 (3T23)

 

En conjunto, el 14,8% de los ocupados en el tercer trimestre de 2023 desea una jornada diferente, ya sea con más horas para poder aumentar sus ingresos (9,1% de los ocupados) o con menos horas, incluso renunciando a parte del salario (5,6%). Este último grupo está creciendo en los últimos años, mientras se reduce el de los trabajadores que quieren aumentar su horario laboral.

En cuanto a los avances en la calidad del empleo, el informe destaca el aumento en el porcentaje de las ocupaciones de alta cualificación, que alcanza el 35,3% del empleo total. Aun así, continúa siendo inferior a la media de la EU-27 (42,9%). Las diferencias entre regiones son muy evidentes en este indicador, con un porcentaje de ocupaciones altamente cualificadas de solo un 27% en Canarias, frente al 47,1% de Madrid. También se observan desajustes sustanciales en sobrecualificación, ya que un 22,7% de los trabajadores con estudios universitarios está empleado en ocupaciones que no requieren formación superior.

Porcentaje de ocupados en ocupaciones de alta cualificación. Comunidades autónomas. 2007 y 3er trimestre 2023 (3T23)

 

 

Del mismo modo, y pese al repunte tras el año de la pandemia, se aprecian importantes mejoras en el índice de siniestralidad laboral, con 2.951 accidentes por cada 100.000 trabajadores en 2022, frente a los cerca de 6.000 que se registraban en los años previos a la gran recesión. Nuevamente persisten las diferencias entre comunidades, con índices de siniestralidad que varían desde los 2.286 accidentes por cada 100.000 trabajadores de Madrid hasta los 4.893 de Baleares.

Por el contrario, en materia salarial, el estudio confirma que el avance ha sido decepcionante, ya que el salario medio apenas ha crecido en términos reales un 5,6% desde 2007 y se sitúa por debajo de los niveles alcanzados en 2009 y 2010. La escasa mejora en los ingresos de los trabajadores es especialmente preocupante para el 16,6% de los asalariados que tiene salarios por debajo de 2/3 del salario mediano y para el 2,5% que realiza horas extras sin cobrarlas. Por regiones, las diferencias entre el salario medio anual alcanzan el 45,2% entre País Vasco, que ofrece los salarios más elevados, y Extremadura, la región con menor ganancia media por ocupado. También la distancia entre regiones según el porcentaje de trabajadores con salarios bajos es muy importante y va desde el 5,5% de ocupados con bajos salarios de País Vasco hasta el 29,6% de Extremadura.En materia salarial el único avance claro es la reducción de la brecha de género, definida como la diferencia en porcentaje de la ganancia por hora normal de trabajo de las mujeres respecto de los hombres. En España ha caído nueve puntos, desde el 19,1% de 2007 al 9,8% de 2021.

 

Ganancia media anual por trabajador. Comunidades autónomas. 2007 y 2021

(euros de 2021)

 

Porcentaje de asalariados con salarios bajos. Comunidades autónomas. 2008 y 2021

 

Un indicador muy evidente de falta de satisfacción con el empleo es el porcentaje de personas ocupadas que buscan otro trabajo. En el caso de España, dicho porcentaje ha variado durante el periodo analizado entre el 4,9% registrado en 2020, un año marcado por la pandemia, en el que las posibilidades de cambiar de empleo eran muy limitadas, y el 7,8% del tercer trimestre de 2023. El indicador se encuentra actualmente en niveles máximos históricos, cercanos a los registrados en 2013, el peor momento de la Gran Recesión.

Porcentaje de ocupados que buscan otro empleo sobre el total de ocupados. Comunidades autónomas. 2007 y 3er trimestre 2023 (3T23)

 

El análisis de la calidad del empleo de las comunidades autónomas indica que aquellas con más calidad del empleo tienen también tasas de actividad y empleo más elevadas y, sobre todo, tasas de paro más bajas que el resto. Esto sugiere que la mejora de la calidad del empleo no tendría por qué estar reñida con seguir disminuyendo la tasa de paro. “En otras palabras, la creación de más empleo no tendría que pasar necesariamente por el recurso a empleos de baja calidad, sino que sería compatible con mejoras simultáneas de la calidad”, según recalcan los autores del documento.

En cualquier caso, los resultados obtenidos muestran que las diferentes dimensiones de la calidad del empleo no responden a un único patrón territorial generalizado y que la calidad del empleo depende de un conjunto de factores como son el ciclo económico del momento, el marco institucional y regulatorio del mercado, las características del tejido productivo y la formación de los trabajadores. En estos dos últimos factores las diferencias son sustanciales entre regiones. Los sectores de alta intensidad digital suponen en algunas comunidades más del 30% del empleo total, mientras en otras no llegan al 14%. Por su parte, la formación constituye un importante factor de desigualdad en la calidad del empleo, ya que las diferencias regionales en porcentaje de ocupados con estudios superiores superan los 26 puntos porcentuales.

Teletrabajo y calidad del empleo

Por último, la monografía también estudia la relación entre teletrabajo y calidad del empleo, tras el incremento experimentado durante la pandemia de esta modalidad de trabajo. En concreto, el porcentaje de ocupados que teletrabaja toda o parte de su jornada ha pasado del 8,3% de 2019 al 14% en 2022. Todavía está por debajo de la media de la Unión Europea, que se sitúa en el 22,4%.

El análisis por comunidades autónomas destaca el incremento del teletrabajo respecto a 2019 en Madrid (13,6 puntos más), Cataluña (7,4 puntos) y País Vasco (5,5 puntos), mientras que en otras regiones el avance es más moderado, como Castilla y León, La Rioja, Aragón, Baleares, Extremadura o Castilla-La Mancha (con avances acumulados inferiores a 2 puntos).

Los efectos del teletrabajo sobre la calidad del empleo son ambiguos, del mismo modo que sobre la productividad en las empresas, y más allá del porcentaje de empleados que teletrabajan, los autores insisten en que el éxito de esta fórmula de trabajo depende de la colaboración entre empleados, empresas y sociedad en general, así como de la adaptación continua y el aprendizaje en este nuevo entorno laboral.

En definitiva, la calidad del empleo es un determinante esencial del bienestar de las personas, las familias y el conjunto de la sociedad. Por ese motivo, se ha convertido en objeto de creciente interés y preocupación por parte de gobiernos y agentes sociales.  El análisis realizado de las diversas dimensiones del empleo relacionadas con su calidad muestra que, pese a los avances registrados respecto al pasado, persisten importantes carencias en el caso de España y, con carácter general, sus comunidades autónomas, pero también diferencias muy sustanciales entre ellas. En consonancia con la diversidad de dimensiones de la calidad del empleo y sus determinantes, su mejora supone un reto que requiere del esfuerzo de administraciones públicas, sindicatos, empresas, sistema educativo y los propios trabajadores. Ese esfuerzo colectivo dará mejores frutos si parte de un diagnóstico basado en información actualizada y detallada de las características específicas del problema.

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