Aunque se asuma la existencia de rigideces de precios y, en ocasiones, también de salarios, el equilibrio general no contempla la posibilidad de desempleo en el mercado de trabajo. Miguel Casares de la Universidad Pública de Navarra plantea en el trabajo "Determinantes del desempleo en el modelo Keynesiano: costes de búsqueda vs. rigideces salariales", financiado por la Fundación Ramón Areces, un marco alternativo en el que el modelo Neokeynesiano reproduce de manera endógena situaciones de desempleo como consecuencia de la existencia de rigideces en el mercado de trabajo, concretamente, en el sistema de fijación de salarios.
A partir de los trabajos de Mortensen y Pissarides, recientemente reconocidos en la consecución del premio Nobel en Economía (2010), se ha desarrollado una literatura que extiende el modelo Neokeynesiano tradicional para que explique situaciones de desempleo debidas a la existencia de costes de búsqueda.
El trabajo "Determinantes del desempleo en el modelo Keynesiano: costes de búsqueda vs. rigideces salariales" plantea un marco alternativo en el que el modelo Neokeynesiano reproduce de manera endógena situaciones de desempleo como consecuencia de la existencia de rigideces en el mercado de trabajo, concretamente, en el sistema de fijación de salarios. El salario se presenta en el modelo como la retribución del trabajo que, en equilibrio, permitiría igualar la cantidad ofrecida por las familias (número de trabajadores que desean trabajar) con la cantidad demandada por las empresas (número de empleos disponibles). Si el salario se pudiera revisar cada periodo y en cada empresa, se produciría un matching perfecto entre estas cantidades ofrecidas y demandadas de trabajo; no habría desempleo.
Por el contrario, la existencia de salarios fijos (no revisables durante un periodo) explicaría las diferencias entre la oferta de trabajo y la demanda de trabajo. Esto daría lugar a situaciones de exceso de oferta de trabajo (desempleo) cuando la demanda se contrae y los salarios no se revisan a la baja. De manera similar, se crearía un exceso de demanda de trabajo (sobreempleo) cuando una expansión de la demanda no viene acompañada por revisiones salariales al alza. Como resultado general, el modelo demuestra que un aumento de la rigidez salarial provoca una mayor volatilidad del desempleo en el ciclo económico.
El modelo teórico obtiene una relación económica dinámica y de sentido inverso entre la evolución del crecimiento de los salarios y de la tasa de desempleo, que recuerda a la curva de Phillips original (1958). La estimación econométrica se ha realizado en colaboración con los coautores Antonio Moreno (Universidad de Navarra) y Jesús Vázquez (Universidad del País Vasco), utilizando técnicas econométricas Bayesianas, y contemplando una comparativa respecto a los resultados obtenidos en un modelo convencional Neokeynesiano (Smets and Wouters, 2007). El modelo estimado es capaz de explicar las fluctuaciones cíclicas de la tasa de desempleo en EE.UU. caracterizadas por una volatilidad sensiblemente superior a la del crecimiento del PIB, una correlación negativa con el ciclo económico y una elevada persistencia temporal. Las funciones impulso respuesta indican que el desempleo se comporta de manera contracíclica cuando se producen tanto shocks de demanda como perturbaciones nominales de oferta en precios y salarios, mientras que se observa un comportamiento procíclico (aunque cuantitativamente menor) al producirse una innovación tecnológica. El análisis de la descomposición de la varianza muestra que los cambios tecnológicos tienen una influencia muy relevante en la determinación de los cambios del PIB pero, sin embargo, su impacto es escaso sobre las fluctuaciones de la tasa de desempleo.
Este último resultado contrasta con la conclusión habitual extraída de los modelos con costes de búsqueda, que dan un papel primordial a los shocks tecnológicos a la hora de explicar el comportamiento del desempleo a lo largo del ciclo económico. Los movimientos en el desempleo se explicarían fundamentalmente con cambios en las políticas económicas de demanda (fiscal o monetaria) y a través de shocks en los procesos de fijación de salarios. Finalmente, el modelo predice que una reducción en la duración media de los contratos salariales desde 1 año a 6 meses permitiría reducir la volatilidad de las fluctuaciones de la tasa de desempleo hasta un 60%, manteniendo una volatilidad similar en las fluctuaciones del PIB.
