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Envejecimiento y Osteoporosis

Artículo 24 de abril de 2013 | 00:00 5 minutos
  • AGORAARECES

El próximo 29 de abril, la Fundación acoge un Simposio Internacional sobre Envejecimiento y Osteoporosis coordinado por María Vallet Regí del Departamento de Química Inorgánica y Bioinorgánica. Universidad Complutense de Madrid. En esta entrada se explica la situación actual y las perspectivas de futuro del envejecimiento del aparato locomotor, desde un punto de vista académico, social y económico.

El envejecimiento del aparato locomotor es un problema en rápida progresión asociada al envejecimiento demográfico. Las consecuencias sobre la salud se asocian a la osteoporosis, a la artrosis y al deterioro muscular o sarcopenia. Los tres elementos interaccionan produciendo en las personas de edad avanzada un cuadro de fragilidad en precario equilibrio, que suele romperse cuando se produce una fractura. La prevención de la misma antes de que ocurra, la recuperación del paciente que la sufre y evitar otras fracturas constituyen un reto no resuelto a tenor de la progresiva incidencia del problema. 

El debilitamiento del hueso está lejos de encontrar una solución satisfactoria. Cualquier intervención quirúrgica sobre un hueso debilitado, dada la mala calidad del hueso que recibe el implante, conduce a un resultado peor que si dicha intervención se realiza sobre un hueso joven y fuerte. El riesgo de fractura aumenta exponencialmente y su recuperación es lenta, difícil y a menudo conduce a una discapacidad o incluso a la muerte del paciente. Hasta un 25% de pacientes que sufren una fractura de fémur fallecen en el primer año. De los que sobreviven, aproximadamente la mitad queda total o parcialmente dependiente. Dolor crónico, limitación funcional, dependencia, alteraciones psicológicas y aislamiento social convergen en un grave deterioro de la calidad de vida. 

Existen tratamientos disponibles en la actualidad para disminuir la fragilidad de hueso, pero se está aun lejos de su regeneración. De una parte faltan alternativas que restauren la resistencia ósea hasta compensar el alto riesgo de fractura. De otra parte, no se dispone de tratamientos integrales para el conjunto funcional deteriorado, es decir, que recupere los tres factores de fragilidad: el hueso, el cartílago y el músculo. Los tres son causa y consecuencia de la fractura osteoporótica. 

Los aspectos económicos que rodean este problema socio-sanitario son, asimismo, de primordial importancia, por lo que toda acción encaminada a la disminución de los costes debe ser seriamente considerada. Cabe mencionar que una intervención quirúrgica para la implantación de una prótesis de cadera, tiene un coste para las autoridades sanitarias de alrededor de 20.000 €, lo que incluye costes directos, costes indirectos y costes intangibles. Como costes directos se entienden los costes de diagnóstico, visita médica, cirugía, dispositivos así como prótesis y hospitalización. Los costes indirectos incluyen bajas laborales, reducción de horas de trabajo, pérdida de productividad asociada al dolor y cambios forzosos de puesto laboral. 

Como costes intangibles se consideran aquellos asociados a limitaciones en la vida diaria, por ejemplo disminución en actividades de ocio, problemas psicológicos, etc. A modo de ejemplo, el coste actual total para el tratamiento de fracturas de cadera con origen osteoporótico en EE.UU. es de 20,3 billones de dólares. Dicho coste, lejos de disminuir, ha experimentado un crecimiento continuo durante todo el siglo XX y en la primera década del siglo XXI. De hecho, el número total de fracturas osteoporóticas en 1950 fue de 1,47 millones y la proyección para el 2050 es de alrededor de 5,3 millones. En el marco de la Unión Europea, los costes son de aproximadamente 15 billones de euros anuales y, por supuesto, el incremento en la esperanza de vida de una población cada vez más envejecida hace pensar en dificultades aun más serias para el futuro. En el contexto de un problema socio-sanitario como es la osteoporosis, podemos destacar tres actores principales implicados en él: 

El paciente. Todas las publicaciones y sitios web que atestiguan la actividad de asociaciones relacionadas con el problema de la osteoporosis, asociado al envejecimiento, muestran que por ahora no existe una solución satisfactoria a este problema y que permanece como uno de los principales retos para la salud pública. Dicha afirmación se fundamenta en la significativa mortalidad y en su relación con el problema económico de los tratamientos. El paciente, como actor principal del problema, está por tanto, esperando aun una solución satisfactoria a este problema. 

El cirujano ortopédico. Una vez que la fractura (bien sea de cadera, vertebral, muñeca, etc.) se ha producido, el cirujano solamente es capaz de afrontar el problema con una solución quirúrgica limitada, que es más complicada cuanto mayor es el envejecimiento del hueso, que conlleva una calidad mala de tejido óseo. Los informes emitidos por muchos de estos profesionales sostienen el principio de los enormes beneficios que tendrían para los pacientes las soluciones preventivas.

El sistema público de salud. En España, el sistema público es el comprador del producto protésico y quien corre con los gastos de intervención y hospitalización. Sin duda alguna el paulatino envejecimiento de la sociedad conlleva mayor número de pacientes osteoporóticos con importantes fracturas de cadera, muñeca y vértebras. 

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