En el próximo mes de diciembre, se darán a conocer los resultados de la última ronda del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) que lleva a cabo la OCDE. Lo cierto es que sería una sorpresa que Shanghai no apareciera una vez más en lo más alto del ranking, lugar en el que ha destacado desde su entrada en este trabajo, en el año 2009. Esos resultados han llevado a muchos a considerar el sistema educativo de Shanghai como el mejor de todo el planeta. No es de extrañar por ello que muchos países occidentales estén en estos momentos mirando hacia esa parte del mundo, buscando inspiración para adivinar cómo pueden mejorar sus escuelas así como sus métodos de enseñanza. Este interés se ha visto acrecentado por los propios países miembros de la OCDE. En este sentido, el responsable del programa PISA, Andreas Schleicher, ha intentado sacar en claro qué es "lo que las escuelas asiáticas pueden enseñar al resto del mundo".
Pero, ¿debemos realmente equiparar el éxito en el estudio PISA a un país u otra jurisdicción al hecho de que tengan las mejores escuelas? Los expertos en educación vienen reconociendo desde hace tiempo que existen otros muchos factores, como la familia, la comunidad, la cultura y la sociedad, que también influyen en el rendimiento de los niños y, por consiguiente, también en resultados de esos alumnos en las pruebas de PISA. De hecho, en este otro trabajo he ilustrado cómo tales factores son potentes predictores del éxito educativo de los estudiantes de Asia Oriental.
Es por estas razones por las que la mayoría de los pedagogos está de acuerdo en que el progreso que logran los niños durante el tiempo que pasan en la escuela es sólo un requisito mínimo para hacer declaraciones acerca de la calidad de la escuela y, por ende, de todo el sistema escolar. Tales estudios deberían de tener en cuenta otros muchos factores y seguir la evolución y los logros obtenidos por los alumnos durante años. Utilizando sólo los datos transversales, PISA no es capaz de proporcionar dicha información, lo que limita su utilidad como herramienta de evaluación comparativa que permita juzgar los distintos sistemas educativos y compararlos entre sí.
Sin embargo, en recientes trabajos llevados a cabo en colaboración con Andrew McCulloch, del Datalab Educación en Inglaterra, hemos intentado superar este problema en el caso de Shanghai. Basándonos en el hecho de que PISA dibuja una muestra de alumnos de varios grados de la escuela, se utiliza una técnica estadística (conocida como un diseño de regresión discontinua difusa) para estimar cuánto progresan los niños de Shanghai cuando llevan más de un año en la escuela secundaria superior.
Los resultados provisionales, que se presentan en la siguiente tabla pueden suscitar un poco de sorpresa. ¿Qué progresos hacen los niños en el mejor sistema educativo del mundo durante un año entero? Esencialmente, cero. Nada de nada. ¿En cualquiera de las materias básicas que evalúa el informe PISA (lectura, matemáticas, ciencias)? Nada.
¿Cuánto progresan los estudiantes de Shanghai en un año académico (en puntos de PISA)?
- Asignatura Puntos de PISA que progresan los alumnos de Shanghai en un año académico
- Lectura 2.9
- Matemáticas 1.2
- Ciencias -3.1
Por supuesto que existen limitaciones a nuestro análisis y a lo que nosotros actualmente conocemos sobre el progreso de los alumnos en Shanghai y sobre cómo se compara con otras economías. Por ejemplo, podría ser que los niños en Shanghai hacen un progreso notable en la escuela durante los primeros años, en la etapa de educación primaria. Sin embargo, pese a ello, la principal teoría se mantiene: los legisladores, los académicos y los periodistas no deberían equiparar el hecho de obtener altas puntuaciones en el informe PISA con los mejores sistemas educativos.
Mientras PISA no desarrolle un sistema que sea capaz de evaluar y seguir el progreso del alumno a lo largo del tiempo, esto no debería de ser así. Esto no quiere decir que PISA no sea interesante, conveniente e importante. Sin embargo, tendríamos que ser más cautos a la hora de interpretar sus resultados. Desde mi punto de vista, necesitaría innovar, con el fin de proporcionar evidencias más sólidas para apoyar algunas de las afirmaciones que se están realizando actualmente.
Para aquellos interesados en este trabajo y en la evidencia relacionada en el éxito de los niños de Asia Oriental en PISA, ofrreceré más datos en la conerencia que pronujnciaré el próximo 15 de octubre, a las 19.,30 horas, en la Fundación Ramón Areces en Madrid (C/ Vitrivio, 5)bajo el título '¿Por qué son los niños chinos tan inteligentes? Relaciones y consecuencias de los logros educativos de los niños en países de Asia Oriental'. El video de la conferencia estará disponible días después en www.fundacionareces.tv.
