“El reto de la sociedad digital es espectacular, pero creo que el marco constitucional actual es suficiente para considerar garantizados los derechos en la era digital”. Así lo ha declarado, en la Fundación Ramón Areces,José Luis Piñar Mañas, titular de la Cátedra Google sobre Privacidad, Sociedad e Innovación, en la Universidad San Pablo-CEU (Madrid). El también catedrático de Derecho Administrativo por la Universidad de Castilla La Mancha ha pronunciado una conferencia sobre ‘Privacidad y otros derechos en la sociedad digital’, dentro de un ciclo coordinado por María Emilia Casas, ex presidenta del Tribunal Constitucional. “Quizá sea necesario alguna pequeña reforma en algunos aspectos como el derecho de acceso a internet, el derecho de acceso al conocimiento…”, ha añadido este experto, que fue director de la Agencia Española de Protección de Datos entre 2002 y 2007. “Se ha aprobado la ley orgánica 3/2018 por la que se garantizan los derechos digitales, pero hay mucho por hacer, porque el futuro es imprevisible y los derechos fundamentales están en grave riesgo ante los avances de la técnica”.

Piñar Mañas ha reconocido que “la ley puede y debe garantizar los derechos fundamentales en la era digital”. “Hoy el ser humano ve cómo la innovación tecnológica es capaz de generar situaciones inimaginables e imprevisibles que pueden afectar a sus derechos fundamentales. La inteligencia artificial, la robótica, el uso masivo de datos y la dictadura del algoritmo suponen para el jurista un reto no conocido hasta ahora”, ha explicado durante su conferencia.

En su intervención, ha lanzado otras preguntas: ¿Qué papel debe jugar el Derecho en la sociedad digital? ¿Es necesario reformar la Constitución para la efectividad de los derechos en este nuevo escenario? ¿Cómo se consigue una regulación que resista a la obsolescencia ante la imparable e imprevisible innovación tecnológica? “Seguramente hemos de diseñar un nuevo derecho en el que se vuelva a los principios y se produzca una inevitable relación entre regulación y autorregulación, desde una perspectiva, además, incuestionablemente global. En este escenario los derechos deben salir fortalecidos, no debilitados. La dignidad, el libre desarrollo de la personalidad, la libertad y la igualdad frente a los avances de la técnica (con especial referencia a Internet), el derecho a la identidad y la privacidad deben reivindicarse con mayor intensidad que nunca, pues nunca antes habían estado expuestos a las amenazas que ahora se ciernen sobre ellos. Todo ello desde una perspectiva que no admite discusión: la centralidad de la persona en el diseño de lo que podría ser el nuevo derecho de la sociedad digital”, ha afirmado.