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Las terapias con haces de iones, claves en la lucha contra el cáncer

Ciencias de la Vida y de la Materia Publicado el 12/02/2020

Los oncólogos reconocen que no hay dos tumores iguales. En la lucha contra esta enfermedad se combinan, según el paciente, distintos tratamientos en una clara tendencia hacia la medicina personalizada y de precisión. En ese escenario entran en juego las terapias con haces de iones.

Madrid. 12 de febrero de 2020. Los oncólogos reconocen que no hay dos tumores iguales. En la lucha contra esta enfermedad se combinan, según el paciente, distintos tratamientos en una clara tendencia hacia la medicina personalizada y de precisión. En ese escenario entran en juego las terapias con haces de iones. La Fundación Ramón Areces ha organizado una doble conferencia con expertos en Oncología y Física para analizar el alcance de esta tecnología aplicada a la medicina. “Las terapias con haces de iones tienen un comportamiento dosimétrico excepcional: liberan la mayor parte de su energía en regiones muy estrechas de la anatomía, generan puntos milimétricos de liberación masiva de energía que pueden controlarse tridimensionalmente en el espacio anatómico mediante sistemas de escaneo y producir efectos biológicos de super-ionizacion terapéutica”.

Así lo ha explicado Felipe Calvo, catedrático de Oncología Radioterápica en la Universidad de Navarra. El también director del Centro de Terapia con Protones en el Campus de esta universidad en Madrid ha añadido que “tanto la precisión como la personalización son elementos integrantes de la irradiación con haces de iones”. “Menos toxicidad es siempre más calidad de vida: una contribución muy significativa para el paciente y para el sistema sanitario. Más control de cáncer es siempre prolongación de la vida. La combinación de estos efectos es progreso asistencial. El desafío tecnológico en haces de iones es la generalización de su accesibilidad”, ha afirmado.

Frédérick Bordry, responsable de explotación y tecnología de los aceleradores del CERN: “Los iones pesados ​​permiten dosis más precisas y más eficaces, son efectivos con tumores resistentes a la radioterapia y pueden reducir las metástasis, que son la principal causa de mortalidad”

En esta misma sesión ha participado también Frédérick Bordry, responsable de explotación y tecnología del complejo de aceleradores del CERN: “Los iones pesados ​​permiten dosis más bajas, son efectivos con tumores resistentes a la radioterapia y pueden reducir las metástasis, que son la principal causa de mortalidad”. El responsable del Gran Colisionador de Hadrones ha añadido que “a diferencia de los rayos X o de los electrones, los protones e iones depositan la mayor parte de su energía a una profundidad dada dentro de los tejidos, minimizando la dosis a los órganos cercanos al tumor”. Ha añadido este físico que los protones y los iones son superiores en la conservación de los tejidos circundantes, lo que reduce el riesgo de cáncer secundario y mejora la calidad de vida tras el tratamiento. “La terapia de protones es especialmente recomendable en  tumores pediátricos, donde los tejidos circundantes son más delicados y el riesgo de tumores secundarios es mayor. También es idóneo para tumores cercanos a órganos vitales como la base del cráneo, el sistema nervioso central...”, ha añadido. En este punto, el doctor Calvo ha coincidido: “El beneficio dosimétrico minimizando la irradiación dispersa innecesaria hace de los haces de iones el tratamiento de elección en pacientes pediátricos que necesitan radioterapia. El beneficio clínico en tolerancia de tejidos normales y menor toxicidad extenderá el uso de haces de iones a modelos de tratamiento intensivos en pacientes frágiles”, ha asegurado.

Bordry ha recordado cómo en estos momentos hay activos más de 30.000 aceleradores de partículas en todo el mundo, de los cuales, solo menos de un 1% están dedicados a la investigación fundamental. “La medicina es la aplicación principal para un tercio de los aceleradores en funcionamiento. La idea de usar aceleradores para tratar enfermedades es casi tan antigua como los propios aceleradores”, ha subrayado. Este responsable del CERN ha explicado cómo los iones pesados son más efectivos que los protones o los rayos X para atacar el cáncer. “Esto es así porque las partículas y los rayos X rompen el ADN y así se producen múltiples rupturas, provocando la muerte de la célula tumoral. Sin embargo, un mecanismo clave en el proceso de interacción entre la radiación y el tejido es la reparación automática del ADN por parte de las células del cuerpo. Los protones y los rayos X provocan roturas de cadena sencilla que son fáciles de reparar (y que permiten que la enfermedad continúe). Los iones causan una mayor densidad de roturas de doble cadena, mucho más difíciles de reparar”, ha añadido.

Felipe Calvo, catedrático de oncología de la Universidad de Navarra: “Menos toxicidad es siempre más calidad de vida: una contribución muy significativa para el paciente y para el sistema sanitario. Más control del cáncer es siempre prolongación de la vida”

Por su parte, el doctor Calvo ha destacado que “el beneficio dosimétrico encontrará su valor clínico en la próxima década en los análisis de coste-eficiencia, que en el caso de las técnicas de radioterapia precisa (incluso con la actual tecnología de fotonterapia) están bien contrastados en un cambio de la práctica clínica profundo: hipofraccionamiento (menos sesiones de irradiación, menor frecuentación hospitalaria), mínima toxicidad (menos gasto en cuidados de soporte y discapacidad), más control de cáncer (no dependencia sanitaria crónica, mayor incorporación al mundo laboral. El efecto de super-ionizacion y liberación masiva de antígenos tumorales abre un horizonte de oportunidad para explorar la radio-inmunogenicidad del hipofraccionamiento extremo (que solo es posible en tecnología de radioterapia super-precisa) a modelos de tratamiento como potenciación de la inmunoterapia en pacientes con enfermedad metastásica. Es un nuevo paradigma de la oncología para el que la irradiación con iones aporta soluciones clínicas realistas: balance toxicidad versus control muy favorable”, ha concluido.

 

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