Michael Schrage, profesor del Intituto Tecnológico de Massachusetts (MIT): “Igual que el ADN codifica la complejidad biológica, la IA del futuro codificará la complejidad intelectual y creativa”

Madrid. 14 de noviembre de 2024. “De la misma manera que el ADN codifica la complejidad biológica, la Inteligencia Artificial (IA) del futuro codificará la complejidad intelectual y creativa”. Así lo ha expresado Michael Schrage, investigador de la Iniciativa sobre Economía Digital de la Sloan School del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Schrage ha intervenido en una jornada organizada en la Fundación Ramón Areces con la escuela de negocios del MIT sobre ‘Innovación en la gestión: cómo la Inteligencia Artificial (IA) y los nuevos sistemas de gestión hacen la diferencia’. Según Schrage, “adoptar este enfoque metadisciplinario permite a las organizaciones crear y desbloquear sinergias que antes eran inaccesibles”. “Esto fomenta y promueve ventajas de innovación basadas en la fluidez de patrones para personas, procesos y tecnologías”, añade.  

Schrage ha tomado como punto de partida al neurocientífico español y premio Nobel Santiago Ramón y Cajal para sugerir cómo deben interactuar las organizaciones con la IA. “Debemos cambiar el paradigma de ver y tratar a la IA como una herramienta a interactuar con ella como un ‘pasante talentoso’ que prospera con una orientación estructurada, retroalimentación clara y aprendizaje iterativo”, ha explicado. En su opinión, este enfoque prioriza la supervisión y la colaboración humanas, haciendo hincapié en que las empresas deben invertir en la ‘integración’ de sus sistemas de IA con plantillas de contexto y mecanismos de retroalimentación para liberar el verdadero potencial de esta tecnología. “Este enfoque redefine la implementación de la IA como una práctica de gestión que une la creatividad con el rigor operativo”, ha afirmado Schrage. 

Este experto del MIT ha animado a las compañías a “enfocarse en la creación y afinamiento de indicaciones de IA a través del trabajo en equipo multifuncional”. Tal y como ha explicado, esto puede generar mayor valor para las empresas. “La institucionalización del desarrollo iterativo de indicaciones y el fomento de culturas de colaboración invitan a las organizaciones a saltar de la IA a la experimentación para integrarla en los procesos centrales”, ha añadido. 

En este evento en la Fundación Ramón Areces también ha participado Steven Spear, profesor titular en la Sloan School of Management del MIT e investigador principal del Instituto para la Mejora de la Atención Sanitaria del MIT. “Una paradoja en los sectores público y privado es que todo puede ser igual, salvo en los resultados. En el mismo mercado, las organizaciones buscan oportunidades, se apoyan en las mismas disciplinas profesionales, utilizan recursos similares y están sujetas a las mismas regulaciones. Sin embargo, a pesar de todo eso, las excepciones generan y entregan mucho más valor a la sociedad”, ha expresado. En ese mercado, ha añadido, los menos exitosos quedan atrapados y los líderes pueden tomar decisiones apropiadas. “Este enfoque de arriba hacia abajo rara vez triunfa, ya que las mentes de unos pocos, en lugar de las de muchos, se dedican a descubrir grandes soluciones para un propósito común”, ha afirmado Spear.

Según ha expresado, este modelo ha quedado demostrado en el sector automotriz desde los años 80, donde ha comparado a Toyota con sus rivales; en la tecnología actual, haciendo el símil entre Google y Yahoo; en la industria farmacéutica y biotecnológica, y en la electrónica, mencionando al fabricante de procesadores TSMC. “La historia militar demuestra lo mismo: cómo la Marina de los Estados Unidos se manejaba como una organización de aprendizaje en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, en comparación con la Marina Imperial Japonesa, que era una entidad de mando y control, y, afortunadamente, hemos visto a las organizaciones de servicios sociales contemporáneas (asistencia sanitaria, educación, etc.) madurar su enfoque para obtener grandes beneficios para sus comunidades”, ha asegurado. Para Spear, “los márgenes de victoria de los mejores dependen de su capacidad superior para ver y resolver problemas con regularidad, poniendo en práctica las soluciones que descubren, con un ritmo, una amplitud y una resistencia que otros no pueden imaginar.

Por su parte, Roberto Rigobon, catedrático de Economía Aplicada de la Sloan School Management del MIT e investigador asociado en el National Bureau of Economic Research, ha ofrecido los resultados de un estudio que ha llevado a cabo sobre la incidencia de la IA en los trabajos del sector privado. “Solo el 4-5% de los empleos actuales en Estados Unidos desaparecerán en dos décadas por la Inteligencia Artificial, mientras que en España acabará con el 7-8% de los puestos”, ha comentado. Según ha añadido, estas diferencias pueden deberse al peso del sector servicios en nuestro país. “En Estados Unidos, el impacto tampoco sería algo trivial porque duplicaría el desempleo del 3% al 8% y es importante tenerlo presente, pero no es la debacle que se está anticipando”, ha añadido. Según se desprende de esta investigación, en Estados Unidos otro 50-60% de empleos (entre 80 y 100 millones de trabajadores) van a cambiar y verse mejorados gracias a la Inteligencia Artificial. Y ha puesto un ejemplo: “Es como si a un contable le damos una calculadora”. “En España, en cambio, solo uno de cada cinco empleos se va a ver mejorado por esta tecnología”, ha añadido. “Hay trabajos muy importantes, como el de enfermera, que sabemos que no va a ser muy mejorado gracias a la IA. Tampoco en la hostelería y servicios van a experimentar grandes cambios. La IA sí mejorará la gestión de los restaurantes y hoteles con el diseño de servicios a los clientes, reservas, promociones…”.

Rigobon ha reflexionado también sobre el sistema educativo actual. “Tenemos que fomentar más en los niños y niñas la creatividad, la psicología, el estudio del comportamiento del ser humano, transmitirles criterios éticos y morales, algo que nunca tendrá la IA. Como sociedad, no estamos trasmitiendo a los pequeños la importancia de estudiar, del esfuerzo. Invertimos demasiado tiempo en ciertos tópicos. Soy profesor de estadística y considero importante las matemáticas, pero ésta no sirve sin otras cosas y criterios para poder tomar buenas decisiones. Tenemos que preguntarnos qué trabajador vamos a necesitar en el año 2050. Y la respuesta la va a dar el sector privado, que es el que va a contratar a ese profesional”, ha concluido.